Hepatitis C

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La detección temprana es clave para su tratamiento eficaz

La infección por el virus de la hepatitis C es asintomática y puede con los años evolucionar a cirrosis o cáncer hepático. Los especialistas destacan la importancia de la prevención a través de los cambios de conductas y la educación.

La hepatitis C, al igual que el HIV, todavía no cuenta con vacuna. Pero la buena noticia es que los recientes avances en su tratamiento con la combinación de dos y tres drogas la han convertido en una infección curable. Pero para ello, es crucial que se la detecte a tiempo mediante análisis de sangre.

Se estima que en el país hay cerca de 400.000 infectados, pero sólo 20.000 están diagnosticados y apenas 5000 en tratamiento.

El doctor Jorge González, bioquímico Jefe del Servicio de Hepatitis y Gastroenteritis y del Laboratorio Nacional de Referencia del Instituto Malbrán explicó que “la hepatitis C no da síntomas, presenta una viremia intermedia entre hepatitis B y la infección por HIV. Es una infección trasmitida mayormente por contacto con sangre contaminada y no tanto por vía sexual”.

El especialista recalcó la importancia de la prevención mediante la educación y los cambios de conductas. “En el primer mundo los grupos de riesgo lo constituyen en su mayor parte los adictos a drogas endovenosas, mientras que en los países en desarrollo como el nuestro las principales vías de infección son las prácticas médicas inseguras como las transfusiones de sangre o las inyecciones no seguras por reuso de material descartable”.

Para ejemplificar la vía de transmisión de la hepatitis C, González señaló: “Es una infección que se transmite por vías parenterales no aparentes”. Eso significa que toda práctica que pueda generar el contacto con sangre de un infectado será potencialmente peligrosa. Y esto puede suceder cuando se comparten cepillos de dientes, o máquinas de afeitar así como las técnicas no seguras de drogadicción, piercing, tatuajes, pedicuría, manicuría, entre otras.

La preocupación de las autoridades sanitarias nacionales es detectar a quienes están infectados y lo desconocen, situación que también se da en otros países. Según fuentes del Ministerio de Salud, se estima que el 2 por ciento de la población pudo haber estado en contacto con el virus de la hepatitis B o C.

La hepatitis es una inflamación del hígado generalmente causada poruna infección viral. El consumo excesivo de alcohol, las toxinas, medicamentos y algunas enfermedades también pueden causarla. Los tipos más comunes de hepatitis viral son las hepatitis A, B y C. Las hepatitis B y C tienen el mayor impacto sobre la salud pública porque causan infección crónica que puede llevar a una cirrosis o a un cáncer de hígado. La hepatitis C se transmite comúnmente a través de la exposición a sangre contaminada.

Prevención

Al no existir actualmente una vacuna contra el HCV, las políticas de prevención son las herramientas más importantes para reducir el riesgo de esta infección.

Para ello, es imperativo continuar con la tarea ya implementada en los Bancos de sangre e intensificar los programas educación, comunicación e información dirigidos a los diferentes niveles de riesgo como: drogadictos por vía endovenosa e inhalatoria, hemodializados, personas con antecedentes de transfusiones múltiples y uso de hemoderivados, personas con múltiples parejas sexuales, trabajadores de la salud, exposición a pinchaduras, acupuntura, odontología, tratamiento con inyectables, tatuajes, podología/manicuría, convivientes con personas HCV (+), agentes de seguridad, entre otros.

Por otro lado, el desarrollo de nuevas drogas la convierte en una infección curable.

“De 15 años a la fecha hemos visto el avance del tratamiento de la hepatitis C con la aplicación de dos y tres drogas cada vez más eficaces. Actualmente se da entre el 60 – 70% de cura y se va a llegar seguramente al 100%”, señaló González y –añadió– la única barrera es la económica. Y es por eso que la OMS está abocada a mediar para promover la accesibilidad al tratamiento.

A partir de 2010, la OMS ha incorporado el tema de las hepatitis como infecciones de gran impacto. Es por eso que desde esa fecha todos los años los días 28 de julio, propuesto como Día mundial contra la hepatitis, esta organización sanitaria mundial insta a los gobiernos a ocuparse de estas infecciones trabajando en el alerta, la movilización de recursos y la toma de conciencia.

Punto de partida

“Por lo general, como la infección no da síntomas el paciente llega tarde a la consulta”, comenta González.

El punto de partida es el análisis de sangre en el que se determina en primer lugar la presencia de anticuerpos IgG anti virus de la hepatitis C. Si esa prueba da positiva se debe confirmar con una prueba inmunológica confirmatoria (un ensayo INNO-LIA HCV que permite la detección de anticuerpos generados por la infección con los genotipos más prevalentes del virus, con un 100% de sensibilidad y 94.5% de especificidad) o con la determinación de la viremia.

“Frente a una infección, del 15 al 20% de los infectados va a superar la infección y le va a quedar una cicatriz serológica, es decir un nivel de anticuerpos circulantes, pero cerca del 85% de los infectados, aún sin síntomas, va a tener una infección persistente que sigue activa y en unos 10 a 15 años evoluciona a cirrosis y más tarde a carcinoma hepatocelular. Esta situación no depende de sexo ni edad”, explica el especialista.

Prueba de la gravedad y el impacto de esta infección es el daño hepático que produce. “En el mundo occidental, la infección crónica por hepatitis C es la primera causa de trasplante hepático”.

Fuente: FABA