Día Mundial del Lavado de Manos

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El 15 de octubre es la fecha que la OMS decretó para el Día Mundial del Lavado de Manos. Un hábito que debe ser parte de nuestra rutina diaria y a través del cual evitamos el contagio y propagación de muchas enfermedades, sobre todo en los más pequeños.

El objetivo de este día es procurar que en todo el mundo la práctica de la higiene de las manos sea algo regular, así podemos evitar la propagación de muchas enfermedades que atacan principalmente nuestro sistema digestivo, pero que puede terminar comprometiendo otras partes del organismo.

Razones para ello hay múltiples: El lavado de manos salva vidas, es la medida más económica, sencilla y eficaz para reducir el riesgo de infecciones y hace parte de las recomendaciones en la lucha contra la resistencia antimicrobiana (RAM), una de las 10 principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta

Con nuestras manos cocinamos, nos aseamos y hacemos un sinfín de otras actividades, permitiendo en muchos casos que entren en contacto con gérmenes, bacterias y sustancias que pueden ser nocivas para nuestra salud.

En general, debemos asear nuestras manos cuando vamos a cocinar o comer y después de haber ido al baño o realizar un cambio de pañales a nuestro bebé.

La higiene de manos salva vidas

Uno de los hábitos que más se ha promovido en el mundo es el lavado o la higiene de manos, como parte esencial de una cultura de autocuidado y prevención. Sin embargo, luego del año 2020, a raíz de la pandemia por la COVID-19, se masificó está sana costumbre, que se convirtió en protagonista de los medios de comunicación y redes sociales, y en una recomendación imprescindible en diversos espacios sociales, laborales y familiares.

Razones para ello hay múltiples: El lavado de manos salva vidas, es la medida más económica, sencilla y eficaz para reducir el riesgo de infecciones y hace parte de las recomendaciones en la lucha contra la resistencia antimicrobiana (RAM), una de las 10 principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad.

La ciencia, la investigación y los datos estadísticos respaldan esta medida. Las manos se convierten en vehículo y mecanismo de transmisión por contacto para diversos microorganismos. Por ejemplo, cuando una persona tiene gripe y tose puede ‘lanzar’ al ambiente hasta 3.000 gotas de secreciones y en ellas pueden estar diversos tipos de gérmenes, que pueden sobrevivir hasta 30 horas en superficies, dependiendo del material del que estén hechos y del tipo de microorganismo.

¿Qué enfermedades se evitan con el lavado de manos?

Lavarse las manos con jabón elimina los microbios que estén en ellas y ayuda a prevenir las enfermedades. Los estudios han mostrado que lavarse las manos puede prevenir 1 de cada 3 enfermedades diarreicas y 1 de cada 5 infecciones respiratorias, como el resfriado o la influenza (gripe).

¿Cuántos son los pasos del lavado de manos?

Mojarse las manos con agua corriente limpia (tibia o fría), cerrar el grifo y enjabonarse las manos. Frotarse las manos con el jabón hasta que haga espuma. Frotarse la espuma por la parte de atrás de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas. Restregarse las manos durante al menos 20 segundos.

La historia de Semmelweis, el doctor que descubrió que lavarse las manos salva vidas

Semmelweis inició sus estudios de medicina en Hungría, para posteriormente trasladarse a la universidad de Viena donde se graduó como médico obstetra en agosto de 1844, dedicándose al cuidado de las mujeres durante el embarazo y durante el parto y alumbramiento del bebé. Conocido popularmente como el «Salvador de Madres», descubrió que la incidencia de la fiebre puerperal podía ser disminuida drásticamente desinfectándose las manos en las clínicas obstétricas.

El gran logro de Ignaz Semmelweis fue, a mediados del siglo XIX, descubrir el origen infeccioso de la fiebre puerperal («fiebre del parto»), logrando controlar su aparición con una simple medida de antisepsia, luchando con la oposición de sus colegas médicos que no aceptaron sus observaciones que, por primera vez en la historia de la medicina, estaban contrastadas con gran cantidad de datos estadísticos. Descubrió por primera vez que la infección nosocomial de pacientes por las manos contaminadas del personal sanitario era una de las formas comunes de diseminación de los agentes infecciosos.

A los 28 años, Ignaz Semmelweis fue nombrado asistente de la primera clínica ginecológica del gran hospital general de Viena Allgemeines KrankenHans. Esta prestigiosa clínica vienesa, era una de las elegidas por numerosos estudiantes de medicina de diferentes países europeos para realizar las prácticas de final de carrera. Semmelweis observó la gran cantidad de mujeres que fallecían a causa de la fiebre, provocando la muerte de un 10-35 % de las parturientas.

Semmelweis, en el año 1847, propuso lavarse cuidadosamente las manos con una solución de hipoclorito cálcico cuando él trabajaba en la Primera Clínica Obstétrica (Clínica I) del Hospital General de Viena, donde la mortalidad entre las pacientes hospitalizadas en la sala atendida por obstetras (Clínica I), era de tres a cinco veces más alta que en la sala atendida por matronas (Clínica II).